¿Rescatar a alguien? No, gracias.

Foto de J. Sorenson Pexels.com

De repente me percibo a mi misma a punto de ahogarme antes de lanzarme a rescatar a dos personas que, a su vez, se están ahogando; sí, como un ahogo en cadena. Uno se ahoga, sale alguien al rescate y comienza a ahogarse al mismo tiempo y así, continúa la cadena.

¿Cómo lo ves tú? Puedo explicarte como lo veo yo.

Esa es, para mí, una imagen muy clara de lo que significa «rescatar a alguien» que está viviendo una situación X que le supera. Y, añado, que no está sabiendo gestionar esa situación.

Últimamente me he visto a punto de sucumbir a esa imagen de saltar al rescate, a pesar de tener una gran claridad en este tema. Y lo que he visto es que estaba empezando a tener una carga que me estaba sacando de mi centro, de mi propia estabilidad física, mental y emocional y de mi percepción de conexión con mi Alma. Esto último no se estaba dando, solo era mi percepción debido a las alteraciones en los otros niveles.

¿Cómo podía ser que, a pesar de elegir dejarlo en manos de mi Alma, seguía aumentando mi inestabilidad y apenas podía sentir la dulzura de su presencia? En otras ocasiones, la sensación de paz y serenidad llegaba al instante o, a veces, al cabo de unas horas. Esta vez no era así.

Como siempre, la respuesta puede llegar por vías muy diversas. En esta ocasión, a través de la charla con una amigo, muy centrado él y haciéndome de faro. «Si continúas así es que no lo estás permitiendo totalmente», me dijo. Se refería a dejarlo en manos de mi Alma, y confiar. Nuestra conversación continuó unos pocos minutos más, aportando más claridad a este tema. No se trataba de que él saliera a rescatarme, sólo su presencia aportaba claridad y me ayudaba, de este modo, a conectarme con mi propia claridad.

Mi honra y amor a mi misma es incuestionable. Soy plenamente consciente de quien Soy y del importante papel que la humana que soy juega en toda la Realización. Ahora bien, las creencias y las dinámicas que éstas generan, no siempre son muy evidentes para mi parte humana sino más bien todo lo contrario, tan sutiles y silenciosas que parecen no existir. Hay motivaciones tan «infusionadas» en nuestra mente que son difíciles de detectar. Pequeñas dudas pueden ser grandes detonantes.

Por un momento imagina que tu familia está atravesando momentos de extrema dificultad. Lo primero que te dices a ti mismo es: «Claro, es mi familia; cómo no voy a ayudarles» y ahora déjate sentir todo lo que aparece dentro de ti, imágenes, emociones, voces, … A veces parecen mudos, pero te aseguro que no es así. La corriente que los alimenta sigue fluyendo. Los has puesto a ellos en el centro de tu mundo y te aseguro que ese es un puesto de gran honor que solo te corresponde a ti. Solo tú puedes experimentar, sentir tu mundo. Créeme, es así. Los demás solo pueden imaginar lo que es. Y de igual manera, al revés.

Cuanto más cerca estás de la experiencia desestabilizante, más difícil parece resistir su fuerza de atracción, su gravedad. Por eso es tan importante darse cuenta a tiempo, pararse y poner una distancia de observación, fuera de toda irracionalidad emocional y mental. Sólo así es posible darte cuenta de que estabas siendo arrastrado por la corriente inconsciente. Esa distancia, esa nueva perspectiva te ayuda, si quieres, a dejar de identificarte con la creencia o la dinámica que te estaba engullendo.

Foto de M.J.P. Crespo

Si no te sientes capaz de convertirte en tu propio faro, busca uno hasta que puedas serlo para ti mismo. No busques a un rescatador en otros porque corres el riesgo de que se ahogue contigo en el intento. No busques ser un rescatador, por el mismo motivo. Ayudas más, siendo un faro que ilumina a aquellos que quieren gestionar sus propias soluciones, ser creativos y responsables. No te preocupes, no están solos, nunca lo están. Y si dan esa sensación es porque es eso a lo que quieren jugar, lo que quieren experimentar. Han desplazado su presencia en su propio centro a favor de otros; no son soberanos de si mismos sino que reaccionan según sus creencias, dinámicas, expectativas, etc… No hay juicio en esto, es una observación objetiva basada en mi propia experiencia vital. Cada una de nuestras experiencias nos ofrecen la posibilidad de abrirnos a nuestra sabiduría, a nuestra Conciencia, de estimular nuestra creatividad, de generar cambios que parece que no queramos permitir. Eso sí, no siempre queremos ver esos convenientes, y solo nos fijamos en los inconvenientes.

Foto de M.J.P. Crespo

Siento mi propia Sabiduría, mi propia Luz transmitiéndome: «Ahora sitúate de nuevo en tu centro. Recobra tu plenitud y brilla. Esa es la única forma compasiva de ayuda. Creer que ellos solos no conseguirán abordar de mejor manera la experiencia en la que están inmersos, es tanto como alimentar su victimismo. No son débiles, aunque quieran hacerte creer que lo son. Ya lo sabes, recuérdatelo, son tan dignos de honra como lo eres tú para ti misma. Son tan capaces de encontrar soluciones creativas, como las encuentras tú. No alimentes lo que no son, seres desvalidos. En cada uno de ellos también habita su llama, su luz, su propio faro. No importa con que nombre los definas, ya sea que les llames familia, amigos, compañeros, o cualquier otra relación. Tarde o temprano se abrirán a su propia luz y ahora, simplemente están en ese camino de descubrir-se.»

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: